Etapa de madurez pictórica (1983-1988)
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Retoma la pintura sobre lienzo y ya no la abandona hasta finales de la década. Sus primeras obras enlazan con la suavidad cromática y formal de las acuarelas, aunque ya se adentran en la temática onírica que va a caracterizar a la siguiente fase.
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Con “La llegada del día”, obtiene su primer premio: la medalla de plata de XV Certamen Nacional de Pintura de Luarca. Con “Hechizo”, logra el primer premio del II Concurso de Pintura de la galeria El Ratón (Madrid). Y “Ana” es seleccionada en la VI Convocatoria de Artes Plásticas de Alicante. El tesón con que envía sus obras durante estos primeros años tras la vuelta al trabajo a todo tipo de concursos y certámenes empieza a dar sus frutos y su obra empieza a ser conocida y valorada en estas convocatorias de carácter nacional. Su obra es seleccionada, durante este tiempo, y también durante la siguiente década, en Talavera de la Reina (1980, 1982 y 1983 ), Valdepeñas (1983, 1984 y 1985), Luarca (1981, 1982, 1984, 1985 y 1987), Alcorcón (1983), Móstoles (1985), Sama de Langreo (1985, 1987, 2001 y 2003), Cuenca (1985), Cádiz (1986, 1995, 1997 y 1999), Alcobendas (1985 y 1987), Alicante (1984 y 1991), Albacete (2000) y en los certámenes de Unicaja en Málaga y Sevilla (1997 y 2001)
Todo eso la anima a entregarse a la creación artística de un modo más profesional, tras los lógicos titubeos, incertidumbres e inseguridades iniciales. -
De hecho, a partir de ese momento, con los problemas físicos –y anímicos- muy atrás y gracias a la confianza en sí misma que va adquiriendo, se embarca en una de sus etapas creativas más fecundas, la que tiene como seña de identidad un expresionismo pictórico de colores ácidos. En dos años, produce casi sesenta obras.
Vuelve temporalmente a probar con las técnicas de estampación, tras asistir en verano a un curso de serigrafía impartido por Jesús Núñez en Betanzos. Sin embargo, no llega a realizar ninguna serie numerada, sólo ensayos que remiten a los temas y el estilo de los lienzos expresionistas de la misma época.
Cosecha una mención de honor en el Certamen Nacional de Pintura de Luarca. Y repite en 1987. Será siempre Asturias uno de los “rincones” en los que más apreciada es su obra, pues años más tarde también obtendrá cierto éxito en las bienales de pintura de Sama de Langreo (adquieren su obra en las convocatorias de 2001 y 2003, una obra muy distinta a esas alturas, claro está). -
El corazón empieza a dar síntomas de agotamiento y se plantea la necesidad de una operación quirúrgica. Empieza a tomar medicación.
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Convalida su título de profesora de dibujo con el de licenciada en bellas artes.
Celebra, en abril, en la fundación Gregorio Sánchez (calle Jorge Juan), la que va a ser su principal exposición individual de la fase expresionista de su etapa pictórica. En ella, presenta casi treinta óleos, excelente y completa muestra de los temas y el lenguaje de esta fase de su producción. Desgraciadamente, y como le sucederá en numerosas ocasiones, la exposición no queda recogida en un catálogo.
También participa en dos colectivas: “Mujeres en el arte español”, en la galería Alfama, y en el Centro Cultural Galileo, adonde volverá años más tarde con “Pentálogo” (2003). -
El día 21 de junio Pilar se somete a su primera operación de corazón, en la Clínica Rúber Internacional, durante la que le sustituyen una válvula. Como prueba de su carácter, decide que la nueva válvula sea orgánica y no artificial, lo que le garantiza una mejor calidad de vida (durante años no necesitará medicarse) pero también le aboca a una segunda operación en el plazo aproximado de quince años. Aunque la recuperación es sorprendentemente rápida, eso no impide que durante unos meses Pilar tenga que dejar de trabajar. Una nueva interrupción en su carrera, y vuelta a empezar.