Juegos
Los juegos forman un pequeño grupo de obras con personalidad propia en el contexto de la producción de Pilar Lara en esta fase: están inspiradas en juegos convencionales, tan tradicionales como el dominó, el ajedrez y los rompecabezas. Es de imaginar que la elección de los modelos no fue casual: por un lado, como es común en el lenguaje plástico de la artista a partir de este momento, es importante que el “mecanismo” de la obra sea fácilmente reconocible para que quien la contempla no tenga ninguna dificultad en descifrarla y llegue rápidamente a la decodificación del mensaje, asegurándose así un impacto inmediato; y, por otro lado, estos juegos le ofrecen unas posibilidades alegóricas elementales, ya sea como metáfora de la guerra, ya sea como expresión de combinaciones matemáticas y, por tanto, mentales.
Por lo demás, estas obras encajan sin estridencias en el contexto de la producción de este periodo: los primeros rompecabezas a base de cubos –“El animal humano” e “Intercambio”-, presentados según es uso en cajas de cartón, en el conjunto de cajas de los primeros noventa presentado en la Capilla del Oídor; y los juegos de mesa, entre los montajes realizados hacia 1995 para la exposición en el Círculo de Bellas Artes. Estos últimos tocan dos de los asuntos que aparecen constantemente entre las preocupaciones de esta época: las relaciones de género –“Juego de damas”, “Metamorfosis nº 1” y “Metamorfosis nº 2”-, y la violencia bélica –el ajedrez de “Reciclaje para la paz nº 1” y el dominó de “Reciclaje para la paz nº 2”, ambos realizados con vainas de proyectil y vinculados al árbol de navidad titulado “Reciclaje para la paz nº 3”-. En estas obras, Pilar no hace sino plasmar mediante recursos más evidentes lo que ya había apuntado en muchas de sus cajas: las obras no son estáticas, incluyen una invitación a interactuar con ellas, a completarlas mediante la manipulación, a reflexionar mediante la acción… Lo que seguramente puede ser considerado una materialización del impulso que estaba detrás de toda su actividad creadora: hacer algo para no quedarse de brazos cruzados, para poder expresar su opinión sobre las cosas que no le gustaban y para quizás conseguir que otros también reflexionen sobre ellas.