Pajaritas
Esta corta serie de tres obras -si bien una de ellas incluye a su vez tres variantes- anticipa algunas de las características de la segunda y más prolongada fase de esta cuarta etapa creativa de Pilar Lara. Y supone a un tiempo una transición entre la fase precedente y esta segunda fase. Realizada durante el año 2004, cuando aún Pilar estaba produciendo cajas, montajes y juegos, las mismas pajaritas que, en “Cautiverio” y “Herida”, son objetos tridimensionales realizados manipulando fotografías antiguas se convierten, en “Dianas”, en la base de una composición bidimensional sobre la que se añade una intervención significativa, en este caso, los círculos numerados de unas “dianas”. Para realizar esta última obra, además, Pilar recurre a la digitalización y montaje de las fotografías, creando una lámina nueva, lo que supondrá el definitivo abandono del formato original y la supervivencia de la imagen emancipada del soporte. Lo mismo hará, en paralelo, en algunos de los últimos montajes y juegos. Y será el paso que luego le permitirá, en las siguientes series de esta fase, cambiar las dimensiones de la foto para adaptarlas al tamaño de la obra -abandonando la restricción que suponía el tamaño original-, tal y como hará, por ejemplo, en los “soldados”; o repetir la misma imagen para ofrecer diferentes interpretaciones, como vemos en las series de la “mujer anónima”, “El universo es cuadrado” y “La Gran Guerra”.
En “Cautiverio” y “Herida”, las fotografías utilizadas retratan una vez más -no podía ser de otro modo a la vista de los títulos- a mujeres anónimas del pasado. En la segunda, aparece ya la joven que protagonizará la segunda serie. Son obras que hablan de la condición social y el rol de las mujeres que precedieron a la artista. El juego visual que propone “Cautiverio” es muy evidente: una pajarita encerrada en una jaula. El que propone “Herida” lo es un poco menos: un punto rojo parece una gota de sangre, aunque también podría ser el impacto de una bala (al mismo tiempo Pilar está realizando sus composiciones con proyectiles). Esta figura es intercambiable con la enjaulada, o más bien cabe interpretarla como el ave que, habiendo intentado volar libre, tal vez tras escapar del cautiverio, ha sido abatida por un disparo: se le ha negado su libertad. En ambos casos, las pajaritas remiten a juegos inocentes, infantiles, propios de un tiempo de carestía en que los niños fabricaban sus propios juguetes, y dejaban volar su imaginación: quizás se trate de una reivindicación de la artista adulta frente a la mecanización del arte y de las ideas. Como soportes, actúan como indicadores del tiempo a que se remite para hablar de la falta de libertad de las mujeres: el de su infancia. La papiroflexia ya la había utilizado en sus molinillos -véanse los montajes- y volverá a recurrir a ella por medio de los barquitos de papel (moneda) en la serie sobre “La Gran Guerra”.
“Dianas” propone de nuevo un juego y de nuevo tiene que ver con un “juego de guerra”: el tiro al blanco ¿con dardos, flechas o perdigones? Las tres variantes de esta obra presentan diferentes disposiciones de las siluetas de las pajaritas, siempre realizadas mediante la combinación de varias fotografías. Sólo en un caso se trata de fotos antiguas: en la tercera obra del tríptico, en la que agrupa por primera vez fotos de miembros de su familia -“El peso de las ideas 2” es posterior-, tanto de sus ancestros, como de sí misma y de sus hijos, con el denominador común de ser retratos infantiles en todos los casos. En las otras dos, las fotos son recientes y combinan imágenes tomadas por la artista con otras sacadas de diferentes publicaciones, anticipándose a lo que será el método empleado en la tercera fase de esta etapa, la fase “digital”. En ambos casos, se plasman sus inquietudes ecológicas -que ya habíamos visto en “España física 1994” y “1995”-: en el primero, el “blanco” de los hipotéticos disparos son especies animales en vías de extinción; y en el segundo, son paisajes sometidos a daños catastróficos: maremotos, incendios, deforestación… y, en general, a expensas del “cambio climático”. El significado de las dianas en este contexto está claro, pero ¿qué representan en el contexto de las fotos infantiles? Y, sobre todo, ¿qué relación hay entre una obra y las otras dos? La respuesta puede estar en la preocupación recurrente de la artista por la herencia, por el legado que unas generaciones, personificadas en las de su propia familia más allá de cualquier abstracción, dejan a las otras. De este modo, lo que se plantearía este tríptico es si la generación de Pilar Lara está haciendo todo lo posible por traspasar a sus descendientes el planeta en el estado en que lo recibió.